Ya tuvimos unarevolución digital y basta, insiste Neil Gershenfeld, profesor del MassachussetsInstitute of Technology (MIT) y director del Centro para Bits y Átomos(cba.mit.edu). La próxima revolución será en el campo de la fabricación. Paralanzarla, empezó a repartir pequeñas máquinas capaces de fabricar (casi) todo.Este sueño de los multiusos podría contribuir a modificar la dinámica deldesarrollo.

San Francisco, California, 14.ago.05

[Imágenes tomadas del sitio del fablab instalado en Ghana]

La idea de fondoconsiste en integrar informática y fabricación para poner el conjunto en manosde individuos y pequeños grupos. “Unos programas pueden procesar átomos tantocomo bits y digitalizar la fabricación [de cosas] de la misma manera quecomunicación y computación ya fueron digitalizadas” explica Gershenfeld en suúltimo libro FAB: The Coming Revolution on Your Desktop–From PersonalComputers to Personal Fabrication(FAB, La próxima revolución encima de su escritorio – de las computadoraspersonales a la fabricación personal).

De la misma manera que las enormes computadoras de ayer dieron lugar alos laptops de hoy, las máquinas herramientas están perdiendo peso y bajando deprecio mientras ganan en inteligencia. Pronto serán capaces de construir otrasmáquinas y, por lo tanto de reproducirse.

Gracias a sus “fabricadorespersonales” los estudiantes de Gershenfeld ya realizaron una bicicleta, un interfasepara loro (le permite surfear por la internet o ver imágenes en una pantallapara no aburrirse mientras su dueña trabaja) y un despertador reacio que solose apaga después que uno haya ganado un juego para demostrar que ya estádespierto.

Centenares deestudiantes quieren asistir al curso intitulado “Como fabricar (casi) cualquiercosa”. Gershenfeld atribuye el éxito al hecho que “la fabricación personalllena los deseos individuales y no las necesidades de la producción de masa”.

Los “fablabs” (laboratorios de fabricación o laboratorios fabulosos) de hoycuestan alrededor de 20,000 dólares. Están integrados por máquinas para cortar(con láser o proyección de agua), tornos e impresoras en 3D conectados entre sípor computadoras que utilizan Linux y programas en open source. Pueden fabricar(casi) cualquier objeto a los cuales se puede agregar inteligencia gracias amicro controladores capaces de efectuar operaciones de cálculo y control.

Gershenfeld yaestableció fab labs en Noruega, Costa-Rica, India y Ghana. En los barriospobres de Boston, cerca de MIT, unos adolescentes utilizan materiales dedesecho para fabricar joyas que luego comercializan. Se inscriben en lacorriente informática que consiste en hacer las cosas por si mismo (Do ityourself, ver nota de noviembre del 2004) y satisface el creciente gusto de losconsumidores de los países desarrollados por lo hecho a la medida. Pero,mientras no se tenga un “replicador” al estilo de Star Trek los cambios seránlentos y limitados.

El impacto sobrelos países en desarrollo podría, sin embargo, ser considerable. Un “fab lab”instalado en la India permitió fabricar aparatos para medir la calidad de laleche y obtener mejor precios de venta. En Ghana construyen aparatos pararefrescar el aire y generadores de electricidad. Pueden trabajar con materialesde desecho y lo hecho de esta manera puede ser desecho y reciclado. Resultanutilísimos para lugares apartados cuyas necesidades apremiantes representandemandas demasiado pequeñas para ser satisfechas por el mercado.

Proyectosrealizados de esta manera pueden ser intercambiados por internet. Así una jovenaustraliana “bajó” una bicicleta concebida en Boston por su hermano. Podría darlugar a un movimiento open source para máquinas y objetos (open sourcehardware).

El potencialeconómico de los fab labs es enorme “cualquiera de los que aparecen estánllenos de pequeños proyectos que podrían ser negocios” declaró Gershenfeld aThe Economist. En lo tecnológico resuelven problemas de fondo al traer lasherramientas que permiten conectar la computación con el mundo real.

“En vez de llevarlas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) a las masas, los fablabs muestran que es posible llevarles las herramientas que permitandesarrollar y producir soluciones tecnológicas locales para problemas locales”escribe Gershenfeld en su libro.

“Más que unabrecha digital, lo importante es la brecha en la fabricación y el acceso a lasherramientas,” explica Gershenfeld. Los fab labs podrían ser un elemento parareducirla.

 

Center for Bits andAtoms http://cba.mit.edu/

Fab Lab Central http://fab.cba.mit.edu/

J’enquête, je suis et j’analyse les technologies de l’information et de la communication depuis la préhistoire (1994). Piqué par la curiosité et l’envie de comprendre ce que je sentais important,...