San Francisco, California, 7.ago.05
El Reino Unido esel país más densamente equipado con más de 4 millones de unidades instaladas.Equivale al 10% de las CCTV en operación en el mundo. Podrían llegar a 25millones en el 2007.
Esto se debe engran medida a las amenazas del ejército republicano irlandés, IRA (que acaba dedepositar las armas). El elemento psicológicamente clave fue el asesinato en1993 de un bebe de 2 años, Jamie Bulger, por dos niños de 10 que fueronagarrados gracias a una cámara de vigilancia.
Todo indica queel recurso será más utilizado y que habrá un “antes de Londres y un después”. Variosgobiernos han reaccionado con el anuncio de nuevas medidas.
Australia, quetiene tropas en Irak, está pidiendo asesoría a Gran Bretaña. Alemania y Canadá estánconsiderando instalar más cámaras de vigilancia en metros y buses.
El número de CCTVen los aeropuertos parisinos (2,000) será triplicado acaba de anunciar elministro de transporte. El gobierno francés está a punto de presentar una leyal parlamento para ampliar el número de cámaras de vigilancia y facilitar eluso de los datos recogidos.
Paralelamente seestán multiplicando las cámaras de vigilancia instaladas por empresas privadas.
El 5 de Agosto, unacadena de restaurantes “fast food” firmó un contrato de instalación de CCTV conla empresa californiana Global ePoint.
El aeropuerto deLong Beach, cerca de Los Ángeles en California, anunció el 27 de julio la firmade un contrato con Broadware Technologies, una empresa de Silicon Valley, parala instalación de 100 cámaras de vigilancia inalámbricas.
El próximoVFestival organizado por Virgin que tendrá lugar en Inglaterra los 20 y 21 deagosto será vigilado por numerosas cámaras. Un software de reconocimiento decaras comparará las imágenes recogidas con una base de datos. Otro hará losmismos con las placas de los automóviles.
La mayor parte delos estudios realizados sobre el impacto de la videovigilancia muestran que eslimitado y poco duradero. No altera la naturaleza de los delitos. Contribuye,en el mejor de los casos, a que se desplacen por unos meses a zonas menoscontroladas. Son obviamente inútiles contra quienes están decididos a morir. Nosirven ni para disuadirlos ni para agarrarlos después de los hechos.
Sin embargo, lasdiscusiones sobre la eficacia están cambiando a raíz de los acontecimientos deLondres. Cuando no sirve para prevenir, la videovigilancia puede servir paraagarrar los culpables después de los hechos, o encontrar elementos sobre suorganización.
La importanciadel fenómeno, su cuestionable eficacia en ciertos casos, y las obvias amenazasque representa en términos de libertades cívicas y de privacidad – ¿quiénquiere estar vigilado todo el tiempo sin saber por quién? – obliga a estaratentos a las condiciones en las cuales las CCTV están desplegadas.
Algunas de laspreguntas que debemos hacer son las siguientes:
¿Si guardan lasimágenes o no y por cuanto tiempo?
¿Si las imágenestomadas en vivo están siendo monitoreadas por humanos o por software? Y, en esecaso, ¿Cuál es la calidad de dicho software?
¿Quién autorizael despliegue de las cámaras?
¿Qué autoridad yen qué circunstancias tiene el derecho de reunir datos provenientes dediferentes fuentes – privadas y públicas, de CCTV y de teléfonos celulares, porejemplo – para cruzarlos?
Cuestionar lascondiciones del auge de la videovigilancia resulta fundamental por dos razones:si se da es preferible que sea eficiente. Si es eficiente es probable queresulte en una amenaza para las libertades públicas y la privacidad. No podemosolvidarnos que cuando la amenaza se aleja, la infraestructura sigue activamientras las condiciones políticas siempre pueden cambiar.
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