Losingenieros abundan en los laboratorios de Intel dedicados a la investigación.Normal. Resulta más difícil, sin embargo, no sorprenderse al aprender quecuentan con un equipo de diez antropólogos. ¿De qué pueden servir talesestudiosos de las culturas y prácticas humanas en una empresa demicroprocesadores?

Santa Francisco, California, 03.abr.05

“Nosinteresa la gente, lo que cuenta para ella y sus pequeños rituales”, nosdeclaró Genevieve Bell, miembro del grupo, durante una entrevista en SiliconValley (los laboratorios están situados cerca de Portland en Oregon).

“En vez depreguntarnos que problema tecnológico hay que resolver, preguntamos lo que latecnología debería hacer para la gente”, precisa.

Durante dosaños, recorrió 19 ciudades de 7 países asiáticos. Compartió con familias,preguntando sobre la importancia de la edad, del sexo, de la concepción delespacio o del tiempo, tratando de distinguir entre las ideas que la gente tienesobre si misma y la realidad de sus prácticas diarias.

La otramitad de su trabajo consiste en convencer a los ingenieros. Se transformaentonces en cuentista, en “story teller”. “A la manera de Esopo, contamosfábulas para de-centrar la percepción del mundo de quienes nos escuchan. Tienenque transmitir la dignidad de la vida de los otros a un auditorio que tiende acreer que todos quisieran ser americanos.”

El éxitodepende en buena medida del manejo de lo que Bell califica de “sorpresas anodinas”.Su observación, por ejemplo, que los musulmanes de Malasia interrogan a suscelulares para encontrar la dirección de la Meca cuando llega la hora de rezary están lejos de casa. “Es sencillo y provocador frente a las concepcionesoccidentales de la tecnología y de la modernidad.”

En igualsentido Bell menciona los problemas que surgen cuando se usan en los departamentosde 50 metros cuadrados de Singapur puntos de acceso WiFi diseñados en EEUU paracasas de 250 metros cuadrados. Ciertas personas están convencidas que lasimpresoras inalámbricas son poseídas por los espíritus cuando empiezan aimprimir documentos aparentemente por cuenta propia pero en realidad enviadospor el ruteador demasiado poderoso de algún vecino.

Todos esosaparatos “son tanto objetos culturales como tecnológicos. Tienen multiplessignificados”, estima Bell. Significados que varian según los lugares.

Enoccidente la identidad se centra alrededor del individuo. En otras partes pasaa menudo por el clan, la familia o la aldea. Lo cual explica tal vez el por queen ciertos hogares todos los miembros utilizan de manera indistinta cualquierade los teléfonos de la familia,,buscando por lo general el aparato cuyas baterías están más cargadas.

¿Puedeacaso su trabajo contribuir a modificar la manera en la cual los norteamericanosutilizan la tecnología? Vacila: “No podemos transformarlos pero podemos abrirsus horizontes. La antropología es un juego de espejos”.

Salida enpos de una hipotética “clase media global” blanco ideal para los productos deIntel y la Silicon Valley, esta australiana, doctora en antropología de laUniversidad de Stanford, piensa hoy que el teléfono celular “fortalece lo localy hasta el hogar”.

« Lasdiásporas han cambiado » estima. Practican el SMS (cortos mensajesescritos sobre un celular), de una parte del planeta a otra. Bell cuenta lahistoria de una india de sesenta años quien redacta sus textos sobre papelantes de transmitirlos a su hijo residente en EEUU, contandole los programas detele o sobre sus amigos. Resultado: “Me siento más cerca de mi madre” cuenta elhijo. Tan cerca que tuvo que pedirle que dejara de contar los detalles de losplatos que estaba preparando para la cena allá en la India, porque se llenabade nostalgia y se le rompía el corazón.

“Loscelulares permiten usos que se aparentan a gestos físicos, casi como tocar”estima Bell. “Reinscriben profundamente las prácticas locales, con personas quese encuentran en otro rincón del planeta pero con las cuales estábamospreviamente relacionados”.

El trabajode Genevieve Bell y de su equipo sobre prácticas culturales permite sugerirusos pero también resistencias no previstas. Cuando se le pregunta si consigueinfluenciar no solo los ingenieros de su empresa sino tambien las empresas quefabrican dichos aparatos, entonces contesta con un ligero suspiro envuelto enuna inmensa sonrisa: “Es bueno tener un oficio difícil.”

 

Retrato deGenevieve Bell http://www.intel.com/technology/techresearch/people/bios/bell_g.htm

J’enquête, je suis et j’analyse les technologies de l’information et de la communication depuis la préhistoire (1994). Piqué par la curiosité et l’envie de comprendre ce que je sentais important,...