El Museo de Tecnología de San José, la capital de Silicon Valley entregó el 12 de noviembre cinco premios a «educadores y emprendedores sociales que usan la tecnología en beneficio de la humanidad». Invitan así a reflexionar sobre el impacto de las tecnologías de la información y la comunicación sobre el desarrollo, y, en particular, sobre la «fractura digital» (la diferencia entre ricos y pobres en cuanto al acceso a las TIC).

San Francisco, California, 14.nov.04

El galardonado que más llamó la atención fue el Dr. Ashok Gadgil. Inventó un sistema para desinfectar agua con rayos ultra violetas y energía solar que cuesta apenas 1.50 dólares por persona por año.

Lejos de limitarse a la tecnología «dura» el jurado destacó dos proyectos de tipo social. La Asociación Ajb’atz’ Enlace Quiché de Guatemala implementa centros tecnológicos interculturales para indígenas bajo el lema «Enseñando con computadoras no sobre computadoras». El Comité para la democratización de la tecnología de la información de Brasil se dedica a la inclusión social de los más desfavorecidos con conceptos cercanos.

Fractura digital

El mensaje está claro: la tecnología puede contribuir a resolver algunos de los problemas más apremiantes en el mundo de hoy. Sin embargo, por sí sola no es suficiente y es necesario hacer un esfuerzo de corte social.

La razón más obvia es la existencia de una fractura digital creciente. Según datos recopilados por Clickz.com, el número de usuarios activos de la internet (quienes se conectaron en el último mes) creció en cuatro millones de personas entre los 12 países con más tráfico. España fue el país que más creció al agregar más de un millón de usuarios (13.82%).

A nivel mundial, el número de usuarios se acerca a la cifra histórica de mil millones (la alcanzará en los primeros meses del 2005) según el Computer Industry Almanach. «La mayoría del crecimiento vendrá de países populosos como China, India, Brasil, Rusia e Indonesia,» declaró el Dr. Egil Juliussen, autor del informe.

Pero la diferencia sigue siendo abismal entre países en los cuales más del 50% de la población está conectada (EEUU, Canadá, Australia, Europa del norte, algunos países asiáticos como Corea del Sur, Singapur) y países en desarrollo donde pocos llegan al 10%. En América latina por ejemplo, apenas un 6% de la población está conectada. Los países de mayor penetración son Chile (uno de cada tres habitantes), Costa Rica (uno de cada diez), México y Brasil (uno de cada ocho).

Cuestionando la fractura digital

No cabe duda que los países desarrollados tienen acceso a más tecnologías que los países en desarrollo. Ejemplo entre otros, los primeros suelen tener más teléfonos que habitantes mientras los más pobres apenas tienen tres teléfonos por 100 habitantes.

Un estudio del Banco Mundial que cuestiona dicha fractura está causando sendas discusiones. Sus autores, Carsten Fink y Charles Kenny, destacan que hacia el final de los años noventa el uso de internet creció en un 50% por año en los países más ricos mientras crecía en un 100% en los demás. Lo que llama la atención con la fractura digital, dicen «no es cuán ancha es, sino cuán rápidamente se está cerrando».

El estudio va mucho más allá y pone en tela de juicio la medición tradicional de los problemas en función del acceso por cabeza. Estudian la disponibilidad de las TIC en función del ingreso, lo cual permite medir con más precisión la importancia que se le da a las TIC como instrumento de desarrollo.

Darle demasiado importancia a las cifras de medición del acceso, estiman los autores, puede llevar a políticas equivocadas como es el aumentar el número de computadoras y puntos de acceso sin política de educación y capacitación.

Aun para quien acepta esta tesis quedan dos problemas (señalados entre otros por The Economist) a los cuales se presta insuficiente atención: el menor impacto de las TIC sobre la productividad en los países en desarrollo y la fractura digital interna, la diferencia entre ricos y pobres al interior de cada país.

Resolutamente optimista, el ensayo del Banco Mundial afirma que la «oportunidad digital» es mayor que la «fractura» del mismo nombre. Otros, sin desconocer la necesidad de cuestionar la medición tradicional prefieren hablar de «fractura del conocimiento». La misma alude a diferencias en la capacidad de utilizar, crear y apropiarse del conocimiento, algo mucho más esencial y difícil de medir que el número de máquinas o de puntos de acceso.

Technology Museum

Clickz

Proyecto del Dr Gadgil

Enlace Quiché de Guatemala

Comité para la democratización de la tecnología de la información de Brasil

Estudio de Fink y Kenny

J’enquête, je suis et j’analyse les technologies de l’information et de la communication depuis la préhistoire (1994). Piqué par la curiosité et l’envie de comprendre ce que je sentais important,...