La sociedad civil global – desde Amnesty International hasta los altermundialistas de Miami, Barcelona o Porto Alegre – no existiría sin la internet. Un número considerable de organizaciones, aun pequeñas, aun del sur, tienen ahora acceso a la red. Pero habría que preguntarse si la usan eficazmente o, para tomar la palabra utilizada por un estudio reciente sobre el tema «estratégicamente». Una pregunta que vale para todos nosotros.
San Francisco, California, 25.nov.03
«Las tecnologías en red son esenciales para la sociedad civil por muchas razones: para mandar mensajes que de otra manera no llegarían a los medios de comunicación masiva, para coordinar actividades tanto a nivel local como global, para investigar y vigilar las acciones de las corporaciones y de los gobiernos,» nos explicó por mail Mark Surman, uno de los dos autores del estudio. Titulado «Apropiarse de la internet para el cambio social», acaba de ser publicado por el Consejo para la Investigación en Ciencias Sociales (SSRC por sus iniciales en inglés), organismo independiente establecido en Nuevo York.
Más allá de la cuestión del ‘acceso’ a una computadora o a la red, los autores distinguen entre la ‘adopción’ de la tecnología (escribir sus informes con un procesador de palabra (o hacer una búsqueda en la web) y su ‘apropiación’. Consiste en ofrecer en su sitio material en idioma local o en concebir aplicaciones capaces de resolver necesidades específicas. Si bien la mayoría de las organizaciones de la sociedad civil transnacional usan bien el correo, no utilizan mucho la red para organizar reuniones en línea o para llevar a cabo campañas a favor de su causa.
Según nos explicó Mark Surman «el objetivo final es el uso estratégico de esas tecnologías, su apropiación para fines políticos y sociales». Katherine Reilly, por su parte define dicha apropiación como «el hecho de ver la tecnología como un medio más que como un fin o como una solución mágica.»
El informe se basa en el análisis de 12 organizaciones conocidas cuyo uso de la tecnología para la cooperación, publicación, movilización y observación fueron estudiados. Dos iniciativas del mundo iberoamericano figuran en este grupo. El Instituto del Tercer Mundo publica en línea el contenido en español del World Guide, una guía mundial alternativa publicada por la editorial española Iepala. En la República Dominicana, OLISTICA (Observatorio Latinoamericano del Impacto Social de las Tecnologías de Información y Comunicación) es el mayor foro de discusión del impacto social de la internet en América Latina.
Es fácil olvidar que la sociedad civil en su sentido amplio, tiene mucha influencia en la internet y que podría tener más si usara la tecnología de manera más eficiente. «Al apropiarse activamente de la tecnología, las organizaciones de la sociedad civil pueden vigilar sus reclamos estratégicos sobre ciertas interpretaciones particulares y aplicaciones de la tecnología,» nos declaró Reilly por mail. Se trata, según el informe de «hacer valer, definir y defender los paradigmas de comunicación favorables al trabajo de la sociedad civil.»
Surman y Reilly retoman una idea según la cual el futuro de la internet será determinado en buena medida por la tensión entre un modelo abierto de comunicaciones e intercambios (internet 1.0) y un modelo cerrado dedicado esencialmente a la difusión de mensajes emitidos la mayoría de las veces por un número reducido de mega corporaciones.
Entre las tecnologías susceptibles de permitir la sobre vivencia de la internet abierta están la telefonía móvil y su transferencia de mensajes conocida como SMS, el software social que enriquece y fortalece las relaciones entre las personas, la arquitectura P2P, de par a par, tal popularizada por Napster, las bitácoras en línea conocidas como blogs y las webcams que permiten videoconferencias muy baratas.
Concebido para un público particular, la sociedad civil global, el informe propone un análisis de alcance mucho más amplio. Por ejemplo, sobre la voluntad de ‘apropiación’ de las tecnologías que usamos para lograr nuestros objetivos. Y viene acompañado de una consideración que vale para todos nosotros: «deberíamos de recordar que nunca «llegaremos» a una tierra de nirvana tecnológico estratégico. La apropiación de la tecnología es un proceso y no un resultado.»
